Finalmente, podríamos estar frente a la peor consecuencia del desorden de los últimos meses, la flexibilización irresponsable de las medidas sanitarias y el descontrol ocasionado por las campañas políticas: la Diresa ha remitido a Lima 100 muestras de casos sospechosos de padecer la variante india o Delta del coronavirus. Esta ataca no solo a los clásicos blancos de la enfermedad, sino también a los niños y jóvenes. Estamos frente a una situación que exige urgente acción de las autoridades y la respuesta positiva de la ciudadanía.
Insistimos en que es necesario no olvidar las medidas básicas de prevención de la COVID-19: lavado de manos, uso de mascarilla (ahora dos mascarillas y, si es posible, protector facial) y la desinfección de la ropa y el calzado al volver de la calle al hogar. Además, en estos tiempos de ánimos exacerbados por la situación política, cuando muchos ciudadanos optan por congregarse para reclamar sus derechos y su respeto al voto, es recomendable protegerse mucho más, tratar de guardar la distancia social recomendada, evitar las aglomeraciones. Los políticos, que durante la primera y la segunda vuelta convocaron a manifestaciones, mítines, protestas, etc., deben ser ahora los portavoces de la racionalidad y pedir a sus correligionarios o simpatizantes que eviten los amontonamientos que en estas circunstancias podrían resultar mortales para muchas familias. No toquemos las puertas de una tercera ola cuando apenas estamos adecuándonos a los estragos de la segunda.
En ese sentido, participamos del llamado del ministro de Salud, Oscar Ugarte, a buscar otras maneras de hacer sentir la voz ciudadana sin caer en conductas peligrosas o excesos mortales. La salud pública, definitivamente, está por encima de cualquier otro interés. Recordemos que, aunque el índice de hospitalización ha decrecido en la región, todavía hay pacientes haciendo cola por una cama UCI. El problema del abastecimiento de camas y personal sigue sin ser resuelto y, en ese contexto, una nueva racha de contagios podría llevar a un nuevo riesgo de colapso al sistema de salud público. Recordemos que, como sociedad, unos somos responsables de otros y que la pandemia, a final de cuentas, no distingue entre una u otra camiseta política.