En su mensaje presidencial, Pedro Castillo mencionó a Piura solo por el tema de PetroPerú, luego nuestra región desapareció de su discurso.
No se mencionó ni siquiera en la relación de hospitales que están programados en la agenda de Estado para este y el próximo año, en el que aparece, como prioridad, el nosocomio de Alta Complejidad en San Juan de Lurigancho, que ni siquiera cuenta con un terreno saneado.
La culpa, sin embargo, no podemos dirigirla a Castillo, pues el pobre hombre no debe saber cuánto cuesta un hospital de esta magnitud, menos su importancia; él solo lee el libreto que le prepararon para la fecha; los verdaderos responsables de que un proyecto tan importante como este no aparezca en el mensaje es del gobernador regional, sus funcionarios y también los legisladores piuranos.
Cualquier alcalde distrital sabe, por experiencia e intención, que el Ejecutivo no aprueba ni suelta presupuesto si detrás de cada proyecto no está la diligencia casi obsesiva de la autoridad. En Piura saben de esta necesidad para la salud, pero con un gobernador fantasma y una representación congresal dispersa, nadie toma en serio nuestras necesidades.
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