En un momento en que la educación peruana tiene retos mucho más complejos en cuanto a enseñanza y aprendizaje, el congreso populista vuelve a sorprendernos aprobando un proyecto perjudicial, no solo para el alicaído sistema económico, sino para los propios alumnos al regalarles un puesto de trabajo a 14 mil docentes cesados en el 2014, al ser jalados en el examen de mérito.
Es decir, están premiando a los incapaces y a quienes se resistieron a ser evaluados en desmérito a 240 mil docentes que sí lo hicieron y se rompieron el alma estudiando e invirtieron su dinero para capacitarse, sacar título y merecer (meritocracia) a un puesto de trabajo en el magisterio.
Esta norma resulta incoherente, porque se exige a los docentes seguir capacitándose para mejorar la educación y merecer un puesto o un ascenso en el magisterio, pero por otro lado, se premia a los mediocres.
Un mal mensaje para la carrera magisterial, pero también un atentado a la educación de los estudiantes, pues habría que preguntarles a los padres de familia si aceptan que los congresistas impongan este tipo de maestro -incapacitado para la enseñanza-, a sus hijos.