Una noticia inesperada, llegó un día cualquiera. De pronto, suena el celular, y al responder recibes la terrible noticia. En ese instante, no sabes qué hacer, qué decir ni cómo reaccionar. Un huracán de emociones y sentimientos te invaden. Aquella noticia desató tu crisis, un conflicto interno terrible e inestabilidad física y emocional, generando conductas inusuales hasta inexplicables.
En los últimos meses, ha habido muchas crisis, sucesos inesperados y altas incertidumbres que han desatado una serie de comportamientos sin una definición específica.
Una persona en crisis tiene sentimientos de desamparo y confusión; síntomas físicos de estrés y ansiedad; está totalmente desorganizada y no sabe qué hacer. También, suele presentarse una tendencia a la visión del túnel (se nubla la vista y solo se percibe un punto de “claridad” relacionado al conflicto vivido; además, tiene problemas por la falta de concentración.
Pensando en las crisis que has enfrentado hasta hoy, quizá pienses qué hubiese sido de ti si no las hubieras superado. Desde otra perspectiva, pensarás que han sido oportunidades de aprendizajes, lecciones de vida que, según el dicho popular, “si no te matan te hacen más fuerte”.
Esa doble cara de las crisis (positiva y negativa) podrían estar alimentando los niveles de estrés, en función de la actitud que asumamos. Por ello, es importante saber qué estrategias tenemos para defendernos y luchar esta batalla.
Entre las estrategias está el autoconocimiento: debes saber, por ejemplo: si eres una persona que se calma con facilidad, que tiende a ser más racional, que puede ser más cooperativa y suele pensar positivamente, todo ello es parte de tu personalidad.
Al identificar algunas de tus fortalezas, tendrás un anclaje emocional para enfrentar las crisis. Por otro lado, juegan un rol importante los recursos sociales con los que cuentas: el círculo de apoyo social responde a la pregunta ¿con quién puedo contar en momentos difíciles? familia, pareja, vecinos, amigos, profesores, etc. Tener esta lista será como contar con el botiquín de emergencia, para usarlo en situaciones de crisis. Ayudará saber que contamos con defensas personales y con un círculo de apoyo.
Hoy, más que nunca, se necesita tener este botiquín bien equipado y actualizado. Solo así se podrá tener una posición proactiva frente a los conflictos, sobre todo, porque al final de cuentas nos permitirá que salgamos de esa situación con un bagaje de aprendizajes; de lo contrario, podríamos contar el final en un hospital.