Cada veinticuatro horas violan a una mujer en la región y esa sola estadística nos demuestra que el trabajo hecho por el Ministerio de la Mujer, si se ha hecho algo, no ha surtido efecto. La violencia sigue indeteniblemente y es tiempo de que el Estado replantee su estrategia.
En principio, sería aceptable que se nos dijera qué se ha hecho, además de débiles spots televisivos, una campaña demasiado lenta para contrarrestar la virulencia de crímenes y un desconocimiento de la verdadera misión de esta cartera: crear espacios seguros de desarrollo para los ciudadanos más vulnerables o históricamente maltratados, si hablamos de la mujer por ejemplo.
Creemos que el Ministerio de la Mujer es un ministerio que no se la juega tan en serio como las circunstancias lo ameritan y todavía cree que estamos en el tiempo en que los mensajes televisivos o radiales impactaban y ocasionaban saludables cambios en la conducta. Ese mundo no existe más, ha sido reemplazado por la aldea global, las comunicaciones son mucho más veloces y se puede provocar simultaneidades.
En suma, vivimos en un mundo más complejo, más violento y más rápido, pero el Ministerio no ha podido atacar con las mismas armas. Es necesaria una operación cultural; es necesario que dicha operación se convierta en una política de Estado; es necesario que el cambio ocurra ya.
Es necesario el involucramiento de la sociedad, que se denuncien los casos, que se logren sanciones severas para los culpables; que no se pierda de vista la presunción de inocencia, pero que no se castigue con mano blanda. Pero es muy necesario que el Ministerio de la Mujer sepa “vender” mejor su idea de sociedad -que, en teoría, es la idea de todos los peruanos. Es decir, que sepa comunicar mejor sus objetivos y sus estrategias.
Es un problema de comunicación que traba la protección de millones de mujeres y niños; si no se resuelve pronto, a este país lo seguirá matando el odio no solo feminicida, sino también fratricida.
En ocasiones anteriores, hemos pedido el endurecimiento de las sentencias para los reos por temas vinculados a la violencia contra la mujer. Y mantenemos nuestra postura, pero también creemos que el cambio no solo puede ser de origen punitivo, sino también racional.