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Una historia de reconstrucción
julio 20, 2020
Autor: Victor Palacios

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No puede haber reconstrucción de nada si el corazón permanece cerrado. El ímpetu está en el alma, no en la mente. Tenemos que abrirnos a la faena del compartir y del donarse. Nos debemos a los demás y estamos obligados a tomar conciencia del sentido de la solidaridad humana. Organizar esta realidad que hoy vivimos como linaje nos exige cooperar, estar siempre en guardia, en disposición de tender la mano. De lo contrario, la especie como tal desaparecerá por sí misma, fruto del caos reinante y del desequilibrio con la naturaleza, además de la división entre análogos, propiciada en parte esta fragmentación por gobernanzas injustas, muchos de estos gobiernos sumidos en ese espíritu corrupto que todo lo vicia, incapaces de combatir los flujos ilícitos de bienes y servicios, así como de poner coto a la siembra de tanta violencia absurda y crimen organizado. Nunca es tarde, por tanto, para el arrepentimiento y la reposición. Cualquier camino ha de mantenerse en continua reparación. Con voluntad todo tiene arreglo.

La restauración siempre será posible, mientras tengamos camino viviente con el que podamos esperanzarnos. Será cuando se garantice que el poder no es más que un ofrecimiento de servicio, un deber de generosidad, que nos exige saber dominar su uso para no caer en algo opresor, pues todo ha de cimentarse en la igualdad de derechos y oportunidades para todos. Quizás tengamos que mundializar el pacto, mediante un nuevo modelo de gobernanza universal, que indudablemente ha de basarse en la escucha a todos, con sistemas incluyentes y ecuánimes, con estímulos fiscales a proyectos de solidaridad y de energías limpias, fortaleciendo siempre los mecanismos de rendición de cuentas. Es el encuentro entre semejantes, sus latidos conjugados, los que nos dan aliento y hace que nos levantemos, que miremos a nuestro alrededor, y hasta que lloremos de alegría, porque la tristeza es lo que realmente nos debilita.

En efecto, no hay que tenerle miedo al complejo panorama de hoy, puesto que la tragedia huma-na del COVID-19, también nos está ofreciendo una oportunidad de repensar sobre nosotros mismos, y sobre aquello que nos circunda. Por desgracia, las expectativas de vida suelen ser determinadas por las circunstancias en las que uno nace, la familia a la que pertenece, el género y tantos otros factores discriminatorios, que coloca a determinadas personas en situación de inferioridad; puesto que mientras unos caminan con suelas de oro, otros van descalzos.

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Victor Palacios
Editor web de El Tiempo y La Hora. Periodista y fundador del equipo digital del diario El Tiempo. Comunicador con experiencia en Marketing Digital, Data Analyst, SEO, Web Design, Email Marketing e Ecommerce.
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