Al disponer el uso voluntario y no obligatorio de la mascarilla en los colegios a partir de este 31 de agosto, el Gobierno -en opinión de especialistas como el exministro de salud, Oscar Ugarte- acaba de tirar la toalla como responsable de liderar la lucha contra la pandemia. En su opinión, el Minsa prácticamente ha “renunciado” a su obligación de adoptar disposiciones firmes en el actual contexto sanitario. Al dejar a criterio de los colegios y de los padres, no está tomando una decisión, esta diciendo que cada quien se las arregle como pueda.
Este acuerdo del Consejo de Ministros del jueves sorprende porque pocos días antes el propio Ministerio de Salud había señalado que reconsideraría la aplicación de esta medida, y que en todo caso se postergaría hasta que se cubra con vacunación a un 80 % de los niños.
Es un contrasentido levantar la restricción en Piura, donde el porcentaje de escolares de 5 años vacunados con dos dosis solo llega a 67.1%, y la cantidad de menores de 12 a 17 años con tres dosis solo es de 40.2%. No solo eso, la vacunación con cuarta dosis para adultos mayores de 60 años llega a 34.8%.
La medida es más política que técnica, teniendo en cuenta que los países donde se ha aplicado cuentan con sistemas de salud mucho más eficientes y modernos que el nuestro, además han superado el 80% de niños vacunados. En nuestro país la realidad es muy diferente, en Piura, por ejemplo, hasta mediados de agosto se reportaban 234 contagios diarios, y la cantidad podría incrementarse dado que recién se acaba de retomar la aplicación de pruebas, las mismas que se habían reducido por la insuficiente cantidad de personal de salud CAS.
En lugar de poner en riesgo la continuidad de la educación presencial, lo que deberían hacer los ministerios de Salud y Educación es agilizar la vacunación de los escolares, considerando incluso la posibilidad de hacerlo en los colegios y casa por casa.
No se debe perder de vista que además de reducir el contagio de la covid-19, en estos meses de frío la mascarilla está permitiendo reducir también la propagación de otras enfermedades como la influenza, gripe estacional y la viruela del mono para la que aún no hay vacunas.