Este dicho bien se puede aplicar a las abstenciones de los congresistas en el pasado pleno sobre la vacancia presidencial. Está claro que las posibilidades de votación son tres: a favor, en contra o abstención. En este caso, las abstenciones que más llaman la atención son las de Podemos (9 abstenciones) y la del congresista Omar Chehade Moya (OCHM) de Alianza para el Progreso, APP. Ni qué decir de los congresistas de Acción Popular, furibundos defensores de la admisión de la vacancia y a la hora de la verdad, cuando “las papas queman”, en acto de resiliencia política de supervivencia, para quedar bien con el electorado, de cara al 11 de abril de 2021, votaron sorprendentemente por el no a la vacancia.
Para recordar, OCHM es el congresista que siendo vicepresidente del gobierno humalista, estuvo involucrado en el asunto de la cena que promovió en el restaurante “Las Brujas de Cachiche” y por lo cual, en su momento, el oficialismo de entonces, 2012, pretendió blindarlo en la Comisión Permanente del Congreso, para que el Poder Judicial, no lo investigue. Éste sentenció y condenó a su hermano por “ofrecer apoyo logístico e incentivos económicos y hasta un ascenso a jefes policiales para que procedieran al desalojo de la azucarera Andahuasi”.
Cuando se consideraba que OCHM era un “cadáver político”, APP lo “resucita” y se cumple la máxima: “En política no hay cadáveres, sólo están zombis”. Pues bien, en su pasada intervención, OCHM, para fundamentar su postura política provacancia, en su discurso verborreico usó taxonomía anseriforme, con distorsiones morfológicas, de “pato rengo”, “pato cojo”, denostó a los palmípedos, en doble moral; haciendo caso omiso a su situación política vivida ocho años atrás. Lo más risible fue cuando emitió su voto de abstención, señalando que “lo hace por el afecto y amistad que le profesa al presidente de su partido” (César Acuña).
Es decir, su voto después de su encendido discurso que presagiaba “a favor de la vacancia”, devino en “ni chicha ni limonada”. Este es un caso flagrante de carencia de integridad política y moral que sus electores deben reclamarle y exigirle un comportamiento político digno.
En consecuencia, debemos aprender a votar por personas coherentes, sin doble moral y sin expresiones odiosas a la fauna animal y meditemos bien nuestro voto en abril 2021, para evitar tropezar dos veces en la misma piedra, no eligiendo a personas que hacen de la estulticia y la franela, su deporte favorito.