Por duro que sea, hay que decirlo con claridad. El lunes fue uno de los días más aciagos para la historia democrática del país. Se impuso el sinsentido a la voluntad de una sociedad que se había expresado mayoritariamente en favor no del saliente Martín Vizcarra, que debe responder a la justicia, sino de la gobernabilidad, de la Constitución que prohíbe denunciar a un presidente en funciones, de la estabilidad democrática y del sentido común.
Lo que se viene ahora para el país es una difícil etapa de impredecibles consecuencias, no solo porque llega cuando la recuperación económica aún no se había concretado, sino por el grave riesgo de retroceder en lo avanzado en materia de salud, sistema de pensiones, reconstrucción, reformas políticas, etc.
La mayúscula irresponsabilidad al mandar al país al limbo en medio de su peor crisis después de la guerra con Chile, nos cuesta y nos seguirá costando. Julio Velarde del BCR ya lo había adelantado, estas decisiones generan incertidumbre y frenan la posibilidad de un mayor crecimiento.
Al ponerse la banda presidencial ayer, el nuevo mandatario Manuel Merino insistió en que “no hay nada que celebrar y que es un momento muy difícil para el país”. Como era de esperarse, resaltó que no hubo compra de votos, pero en simultáneo en las calles, incluidas las del centro de Piura, los ciudadanos gritaron por segundo día: “no a la repartija”.
Pese al inevitable trago amargo, esta democracia, por imperfecta que sea, siempre será nuestra mejor forma de gobierno y tenemos que defenderla. La mejor manera de hacerlo en las actuales circunstancia es alentar a la calma sin dejar de mantenernos vigilantes para exigir al presidente de transición cumplir con su promesa de respetar la institucionalidad y el cronograma electoral establecido y la transición democrática el 28 de julio del próximo año .
Ser demócratas también es resistir, vigilar y fiscalizar por ejemplo cuando los beneficiados con la vacancia intenten devolver favores con más populismo, o despilfarrando el presupuesto que tanto esfuerzo nos ha costado.