La comida está directamente asociada con la energía que utiliza el cuerpo para realizar todas sus funciones, incluyendo pensar y ejecutar las tareas de la oficina.
Por ello, comer en proporciones adecuadas y seguir una dieta balanceada es una forma efectiva de mejorar tu productividad.
Al inicio de semana o cada quince días, puedes definir el menú para cada día. Así organizarás una dieta variada que tenga las proporciones adecuadas de proteínas, vitaminas, carbohidratos, grasas buenas, y sobre todo, que te resulte apetitosa para que la disfrutes.
Mantén siempre una botella con agua en tu escritorio. Lo ideal es que consumas de seis a ocho vasos durante tu jornada de trabajo. La hidratación sumado a una alimentación balanceada te harán mejorar tu estado físico en general, y por supuesto, te ayudará en el trabajo.
Si tienes largas jornadas laborales sería ideal que consideres cinco comidas al día. Desayuno, almuerzo y cena como los principales y entre ellos un snack o bocadillo ligero que te aporte energía.