Las personas afectadas con esta alteración no disfrutan de las relaciones cercanas, ni siquiera con su familia, y suelen ser vistos como solitarios.
El trastorno esquizotípico de la personalidad (TEP) se caracteriza por un patrón generalizado de incomodidad intensa y capacidad reducida para las relaciones cercanas, por una forma distorsionada de pensar y percibir y por un comportamiento excéntrico (extraño).
Las personas con TEP pueden preferir no interactuar con la gente, ya que sienten que son diferentes y no tienen un sentido de pertenencia al grupo. Los médicos diagnostican este trastorno basándose en síntomas específicos, que incluyen una intensa incomodidad con las relaciones cercanas, formas distorsionadas de pensar y percibir y un comportamiento extraño.
El tratamiento general del trastorno de personalidad esquizotípica es el mismo que el de todos los trastornos de la personalidad: el tratamiento farmacológico y la terapia conductual.
Los medicamentos antipsicóticos utilizados para tratar la esquizofrenia reducen la ansiedad y otros síntomas. Los nuevos antidepresivos (de segunda generación) también pueden contribuir a reducir la ansiedad en personas con esta perturbación.
Asimismo, la terapia cognitivo-conductual, que se centra en adquirir habilidades sociales y controlar la ansiedad, puede ser beneficiosa. Dicha terapia también puede hacer que las personas sean más conscientes de cómo se puede percibir su propia conducta.