Por: Ingrid Masiel Paredes Zapata
El teatro forma parte de las artes escénicas y representa historias que nos transmiten un sin número de emociones. Con el correr del tiempo, el teatro ha evolucionado, desde su concepción hasta su representación artística, y también se ha acondicionado a las circunstancias, llegando cada adaptación teatral a considerarse una nueva forma de teatro.
Esta impensada pandemia nos lanzó a un ambiente en donde adecuar nuestras necesidades a las nuevas reglas de juego fue la única forma de sobrevivir y ello incluía al arte teatral. Para la permanencia del teatro en tal contexto se acudió a la tecnología.
La misma que anteriormente ya ha colaborado con el teatro, como el video, sonido, luces, efectos especiales, etc. De esta manera, la Plataforma Zoom, usada para clases, charlas, talleres, webinar, reuniones, laborales y universitarias fue el nuevo escenario digital para representaciones teatrales. Así el teatro ingresó a los hogares por medio de plataformas digitales.
Pero, ¿se puede considerar teatro a representar una historia vía Zoom?, ¿acaso es una evolución del teatro? ¿El Zoom perfecciona el teatro? La esencia del teatro es la representación por parte de actores de una obra dramática, literaria, teatral ante un espectador presencial, en un momento determinado y necesita de escenario, de los elementos que involucran la puesta en escena (utilería, escenografía, música, luces, audio, vestuario, maquillaje). Todo ello construye un significado para el público, configurándose un mensaje.
Esto a través de una superposición de un universo dramático con un universo escénico.
A medida que el hecho escénico se desarrolla coexiste un convenio tácito con el público, donde se plantea como verosímil el mundo dramático. La historia, los personajes, la atmosfera, y cada elemento aporta credibilidad a lo representado.
Por parte de los actores que encarnan personajes, la relación entre ellos, la complicidad en miradas, gestos, silencios, logran un performance flexible, a la precisión o a la improvisación, contribuyendo a la ilusión de realidad.
La trama de las historias genera en el espectador una involucración emocional, risas, lágrimas, aplausos, interjecciones de asombro, rechazo, alivio, desagrado, alegría, hacen eco en la ambiente y estas reacciones de aprobación o reproche son percibidas por los actores, alentándolos.
Por tanto, el escenario tradicional propicia un área de interacción humana para el teatro, un lugar de encuentro, que supera la distracción o divertimento. El teatro concibe un ámbito de vida donde se plantean diversas posibilidades que traspasan lo estético del espectáculo y abren un universo formativo.
Teatro en el ciberespacio
La virtualidad como nuevo escenario del teatro ha dado lugar a un abanico de posibilidades que demandan un nuevo lenguaje. El teatro virtual exige una distinta forma de narrar, actuar, ensayar, dirigir, producir y relacionarse con audiencias. Se cuenta con un espectador implícito, que se hace torna explícito mediante likes, emojis, frases en el chat o aplausos virtuales.
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