El reporte de inflación del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) de junio de 2022 precisa que existe un aumento del riesgo existente de un escenario de estanflación, y que su ocurrencia dependerá en gran medida de la ampliación temporal de la prohibición de importación de gas ruso por parte de la Unión Europea y de la evolución de contagios de COVID-19 en China.
Por: Elliot Arteaga / especialista en agronegocios del Instituto de Desarrollo Económico (IDE) de ESAN.
Esta conclusión es porque la inflación sigue aumentando y el crecimiento continúa decreciendo a nivel mundial y, especialmente, en Perú.
Para el caso peruano, la inflación interanual aumentó a 8,09% en mayo 2022, ubicándose por encima del rango meta (de 1 a 3%). En esa línea, el crecimiento proyectado para el 2022 es de 3,1% con tendencia a la baja respecto a los últimos reportes anteriores.
Si bien el BCRP para 2023 proyecta un crecimiento global de 3% y peruano de 3,2%, así como también una inflación dentro del rango meta, estas proyecciones se encuentran en riesgo porque podría continuar la tendencia actual de crecimiento a la baja y de inflación al alza.
Este escenario es perjudicial para todos, especialmente para el 25,9% de peruanos pobres (ubicados en los dos quintiles inferiores de pobreza) que destinan más del 50% de sus ingresos a alimentos cada vez más caros. Esto obliga a una disminución de raciones alimenticias que quebrarían la seguridad alimentaria.
Asimismo, presionaría a un 34,6% de la población (11 millones de personas) considerada actualmente “no pobre”, a pasar a la condición de pobreza pues tienen una alta vulnerabilidad económica.
Esta situación se da por factores externos e internos. A nivel externo, los mayores precios de energía, alimentos y cadena de suministros se gestan por el prolongamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania, y los confinamientos en China.
Las consecuencias del conflicto limitan la exportación de gas, alimentos, fertilizantes entre otros. En al menos 14 países, el gas ruso representa el 50% del abastecimiento. Entre ambos países, el trigo y el maíz representan el 30% y 20% de las exportaciones mundiales. Solo Rusia provee el 53% de nitrato de amonio, 30% de úrea, 30% de cloruro de potasio, 11% de NPK al mundo (CCL, 2022).
El conflicto también genera menores exportaciones de América del Sur a Europa. En Perú, productos como la palta Hass han disminuido su volumen de exportación (A febrero 2022 disminuyó 6% en volumen y 19% en valor). Los precios en chacra pueden llegar hasta 1 sol/kg.
En similar riesgo se encuentran productos con alta participación de exportación con destino a Europa y/o China, como uva, mango, café entre otros.
Por otro lado, las consecuencias de los nuevos confinamientos por COVID-19 limitan el comercio con China a partir del cierre de actividades industriales y portuarias. Sólo el cierre del puerto de Shanghái impacta negativamente sobre el 17% de tráfico de contenedores del país y sobre el 27% de sus exportaciones.
¿Si empeora?
Para proteger a los hogares pobres de la inflación, el gobierno peruano redujo el ISC de combustibles, exoneró temporalmente del IGV a cinco bienes finales, subvencionó a usuarios de los programas Juntos, Pensión 65 y Contigo. Sin embargo, la eficiencia y éxito radica en una adecuada focalización de hogares vulnerables y uso de tecnología para la entrega.
También se pueden sumar entregas de bienes y alimentos a partir de programas como Agrorural, Qali Warma y Programa de Complementación Alimentaria (PCA).
El riesgo de estanflación es latente, vigente y creciente mientras no se revierta la tendencia a la baja de la proyección de crecimiento económico y/o mientras no se reduzca la inflación.
Para presionar a que ello suceda, se debe utilizar los mecanismos necesarios para activar los factores que el Estado sí puede controlar (enfoque interno) y ser eficientes en su ejecución.
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