Un aspecto preocupante de la crisis política que tiene al país en trance, es que en cada escándalo que sale a la luz, los involucrados buscan venganza y ‘apanar’ al mensajero, pero no se inquietan por el problema de fondo.
Pasa con los fiscales, periodistas, policías y hoy con los audios de César Acuña. Los implicados piden la cabeza de quienes filtraron los audios pero no piden disculpas ni se inmutan por el delito cometido.
En este caso, los hechos que deben preocupar son la violación a la ley electoral y el tráfico de influencias, no quién grabó ni por qué difundió el audio. Acciones como estas, sin embargo, son comunes y es así como opera el poder en el Congreso y el Ejecutivo. No es nada nuevo, es el modus operandi de quienes gobiernan, los audios solo ayudan a reafirmar lo que es un rumor a voces.
Comprobar cómo se manipula las políticas públicas en provecho de grupos de poder o cuestionados personajes en campaña reafirma la tesis de que quienes llegan a los cargos públicos lo hacen por intereses personales y partidarios, no en beneficio de los ciudadanos que los eligen para que los represente y ayuden en el desarrollo de sus comunidades.
Síguenos en nuestras redes sociales:
- Facebook: Diario El Tiempo
- Twitter: @eltiempopiura
- Instagram: @eltiempopiura
- YouTube: Diario El Tiempo
- TikTok: @eltiempopiura